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A veces sólo son los pájaros
desgajados
en girones

La lluvia aletargando a la muerte
tiende
deslava


Luego son las escopetas
y los políticos con corazón tierno
destrozado

a plomo

Para el domingo
el ataud está raspado:
la fosa es demasiado estrecha
para el asesinato


Los monos azules cavan
y fuman
y son egullidos
por el hoyo
rodeado de pasto artifical
que soporta el silencio
como una lámina de polvo
sobre tu cara de circunstancias.

handy men

Las tardes de lluvia en la covacha de los hombres reales,
Los hombres de mantenimiento.
Lluvia que rechina entre taladros e impermeables,
Brocas,
Flexómetros.

Parece que el cielo pintado por Hendrix puede colapsar,
Pero a los hombres reales poco les asusta,
Sólo creen en los refrescos disparados,
En los senos y en el sexo con jovencitas.

Los hombres reales juegan con pelotas
Y son de espíritu transparente
Y andan caminos rectos
que acaban siempre en muertes sin dolor,
al aire libre.

Acarrean escaleras sin el temor,
Ni la duda
Ni nada
Más que un overall
Y la dulce inconsciencia
Recostada en el porno anacrónico
Y los domingos de carnitas.

Antro

Por pasadizos,
dando tumbos
Como la polilla entre las luces y la marcha de dos mil pies

Amigo ocasional del gusano luminoso
De su interior expuesto sin pudor
De su festín de seda y alas de insecto

Como el feto de un topo que nace con dolor
Como piedra convulsa acercándose a la luz

Íntimo como estalactita
Horadando el vacío entre las cavernas pulmonares
Y el humo de la memoria incisiva


Como una cueva
Sin grito
Ni nada
Mejor
que la humedad.