Huehuetéotl

Atrás de todo, al final de la gruta, lo que esconde el monte Chimborazo, allá con alas vaporosas como vestidos de tapatía; en cuclillas, con amor sólo a los pájaros y los arroyos que surcan el llano como almas de mercurio; en apariencia derrotado, con el báculo dorado, erguido, desafiando a las estrellas; los movimientos de la cabeza lentos, vaivén, asintiendo resignado; dispuesto a recibir la noche roja, en su cáliz estrellado; el dios viejo de ojos negros, (lago de ébano esmerilado, piel sin poros, con todas la lenguas escritas al revés), dejó la potencia a un lado, las palabras escritas de los árboles, los nudos del viento, la barba nublada, la historia de los ángeles caídos en la mano; después cayó de bruces, y las bestias todas perdimos la lengua . Desde entonces gritamos.
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