Vuelve a la vulva malva

vertedero digital, ensayos de vértigo o cárcamo de aguas residuales

Wednesday, March 28, 2007

los hombres malva.



Nuestra vocación de lunáticos ha sido reivindicada por miles de pronósticos favorables que se inscribieron en los espectaculares de la glorieta de insurgentes. Una esquizofrenia sosegada, (sólo aquello con gusto es digno de ser interpretable): los volados y las luces de la tarde que se insinúan, augurales, sobre los edificios que florean como San Pedro (Trichocereus pachanoii) ante nuestros ojos; las pestañas, las estrellas y la intrigante fortuna que arrojan las frescas y los Jolly Ranchers. Sobra decir que escogemos nuestra comida por colores, y a todas las niñas las sopesamos con tibieza (nadie que pese más que un diente de león); Aún nos bañamos en polvo dorado de polilla para sacar las costras de coraje y nos encanta comer tierra, a puños, roja y pisoteada de delirio… Óbviese, por sobre todas las cosas, el aguardiente en las arterias y los ojos como diamantes, para esperar la noche y el tiempo de los injustos.

Wednesday, March 14, 2007

lovers rock 4ever


Sopesó por veintitrés minutos la pistola entre sus mano derecha. Apenas pudo soltarse del litigio mental entre la muerte y la vida y se inclinó, con un poco de desdén, por la primera, su íntima amiga. En el instante en que rozó con la yema amarillenta del pulgar el rostro leve y marfileño de Camila, supo que la vida es para los que están dispuestos a dejar cualquier jardín sosegado, a atreverse a atravesar, siempre más allá, al lado más prometedor.

Ella dormía. Una baba nacarada hacía de sus párpados cerrados un remanso tierno, leve y onírico. Él tenía el pulso tenso de la nicotina con alcohol, los ojos inyectados y la barba recién cortada. Ella, al fin, yacía a su entera disposición. Sedada.

De haber sido un poco menos cobarde, le hubiera disparado entre las dos cejas que, separadas por una planicie prístina, parecían el umbral de aquel jardín que jugaron y sudaron juntos, cuando adolecían de pesadez y eran casi niños.

Ella se incorporó sobresaltada por el estruendo del calibre .50 (balas inglesas) reventando el cráneo y el cerebelo del que antes fuera su alma gemela. Pese a la violenta sacudida, mantenía una ligera sonrisa en los labios: había soñado con un edificio de flan napolitano y venía saboreando la costra dulce que queda hasta abajo.

Inmediatamente pensó en la costra roja que empezaba a formarse en el borde del tapete que compraron en Jemma El Fna, los pactos de baba, el detestable olor de su nuca, el Ministerio Público, la ley, la hueva pesada y eterna de un muerto tan cerca de sus brazos.

Sopesó por dos minutos la pistola entre sus mano izquierda, y de haber sido un poco menos cobarde, le habría vaciado las cinco balas restantes en el cargador.

Saturday, March 03, 2007

devaneo.


Espero que el polvo te alargue las pestañas y así dejes de ver el tiempo
caduco
que cae sobre nosotros.

Espero que la luz te enseñe a blandir
espadas
contra el tedio
y la mordaza de los días

Ojalá cambies de piel y se vuelvan alas los muñones
negros
que ha dejado la noche en tu espalda


Ojalá que el grito gutural te arranque
de tajo
hacia el polvo
las alas
el aire

a la selva de la memoria agazapada
al tiempo de los agapantos

y vuelvas viento la baba que pende...