Alma-zen

pink-porcupine
Amantes eternos del descampado mental, sometidos a las más duras leyes de la indiferencia y el tiempo de las orquídeas muertas.
Rumiantes furtivos de la bruma sobre los ríos, de las sombras del polvo y los soles agónicos.
Bailarines desarticulados, con las venas desahogadas en aullidos y siempre derramados al vacío.
Helados, con gigantes altaneros que nos ven dormir todas las noches, en silencio, recostados sobre su lado izquierdo.
Y muy en el fondo, debajo de todas las faldas que cubren las piernas astilladas,
Un atado de nervios y pelusilla negra,
Un erizo bebé,
Ciego,
El Guía.
Rumiantes furtivos de la bruma sobre los ríos, de las sombras del polvo y los soles agónicos.
Bailarines desarticulados, con las venas desahogadas en aullidos y siempre derramados al vacío.
Helados, con gigantes altaneros que nos ven dormir todas las noches, en silencio, recostados sobre su lado izquierdo.
Y muy en el fondo, debajo de todas las faldas que cubren las piernas astilladas,
Un atado de nervios y pelusilla negra,
Un erizo bebé,
Ciego,
El Guía.
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