Vuelve a la vulva malva

vertedero digital, ensayos de vértigo o cárcamo de aguas residuales

Wednesday, November 15, 2006

fredita



Arrancó de tajo la motita que llevaba cultivando durante años al lado del romero y la hortensia. La última se hallaba seca, con las hojas amarillentas, pero ella seguía creyendo en el poder de sus flores, en las noches de luna llena, a pesar de ser, claramente, una planta de mucho mucho sol. La seguía regando desnuda, incitando un poco al triste portero de enfrente, que en sus ojos de vidrio molido se ha de haber proyectado como una visión prístina extraída del calendario de sports illustrated. Ella apenas era cuarenta kilos y 1.50, cada vez más ínfima ante la realidad. Ratita, le decía su madre por cartas desde la playa; cosita de nada, los albañiles cuando salía en bata a la terraza.

Pues bien, esa mínima presencia biológica, ese saquito de desdén, pobreza y recuerdos de plazas de Lisboa, acurrucada con tibieza en las bancas del parque, casi siempre mordiéndose los pellejos de los labios, era suficiente para que el perro, por demás ciego, bruto y apestoso, se sintiera un poco menos solo, en esas tardes cortas y azules en que ambos se extraviaban de sí mismos, persiguiendo moscas, mariposas y con suerte catarinas. Uno con la lengua, la otra con los ojos.
Con el tiempo desapareció. Nada de bulimia ni anorexia (odiaba cuialquier cosa que oliera a estética.) Sólo se desprendió, como la motita, o como los pelos que se pierden en el remolino de la tina.

1 Comments:

At 11:11 AM, Blogger sandra bautista alatorre said...

a fredita todavía le dueles tanto como cuando tenía 15 años solamente que se vio obligada a acostumbrarse a estar lejos de ti y eso le calma un poco el dolor

 

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