Vuelve a la vulva malva

vertedero digital, ensayos de vértigo o cárcamo de aguas residuales

Thursday, October 26, 2006

Polipofonía No. 44


Con respecto a la anterior polipofonía (43) vale la pena decir que Cioran y sus malabares del vértigo aún no llegaban a mi mesa de noche, cuando lo escribí, en agosto del presente. Siempre estuvo su corrosiva presencia: en citas aisladas de pretensiosos y falsos suicidas; en epígrafes sublimes como el del amigo Farabeuf; en los pasillos de la facultad, contagiados de tanta ideología. Esto no hace más que comprobar que más que libros escritos para nosotros, hemos escrito muchos libros antes siquiera de nacer. Sí sí, la resonancia cósmica. No hace falta cuadrar las temporalidades: yo estuve con el rumano en una buhardilla parisina (Rue Mouffetard) por ahí del 57. Lo mismo con Bernardo Soares, un pobre diablo apocado, de esos que pululan hoy en día en los cafés de chinos de Revolución. Con él fumé hashish apócrifo en el parque Eduardo Cohelo el 13 de julio de 1935 y hablamos hasta la madrugada sobre la pesadez, las máscaras y el placer suculento en las minucias de lo cotidiano.

Hace dos años, en una cama del Hospital de México sobre Viaducto, leí su libro del desasoiego con una sardónica carcajada interna y un cateter en el pecho.
¡Qué tiempo ni que 8/4!
2 enteros
¡nada más!

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